¿Qué valores resaltan en una verdadera amistad?

Si te has preguntado ¿Qué valores resaltan en una verdadera amistad? En Hazte Sentir te lo explicamos.

La amistad es una relación afectiva entre dos o más personas, un vínculo circunstancial que la vida nos presenta y que nosotros somos responsables de alimentar; una relación de reciprocidad que se apuntala en la armonía y el afecto, y que nos brinda esperanza tan sólo por saber que hay alguien que nos escucha y comprende.

¿Cómo se demuestra el valor de la amistad?

Como toda relación humana, la amistad es imperfecta, de manera que también llegan a presentarse disgustos y desazones. Pero abundan los momentos de alegría, de compartir aficiones, lecturas, pasatiempos y más.

¿Qué es un amigo de verdad?

Los verdaderos amigos se hacen presentes en cualquier circunstancia, te apoyan, te nutren, te corrigen con respeto y discrepan si creen que no tienen la razón, pues les interesa ser honestos. Una falsa amistad, en cambio, pasa de largo tus equivocaciones para evitar asperezas, sin importar que tus malos juicios o actitudes te acarreen problemas.

Un verdadero amigo se divierte en tu compañía, pero no te alienta a asumir riesgos innecesarios por más que suenen divertidos. Tampoco te impulsa a meterte en problemas mediante adulaciones que puedan deformar tu personalidad y convertirte en alguien nocivo o pernicioso.

¿Cómo promueve la Iglesia Católica el valor de la amistad?

La Iglesia siempre ha promovido el respeto a la dignidad de todo ser humano, lo que incluye -y de modo muy especial- fomentar la amistad y el buen entendimiento entre católicos. Además del conjunto de valores que encierra necesariamente toda amistad, los católicos contamos con herramientas para fortalecer nuestros vínculos y convertirnos cada vez más en discípulos de Jesús, como la oración, el diálogo y la práctica de valores cristianos.

Las amistades que se hacen en las parroquias

Por otra parte, las amistadas formadas en las parroquias cuentan, por naturaleza, con algunas ventajas especiales, pues al desarrollarse en grupos pastorales, se dedican tiempo, acortan distancias, mantienen contacto personal frecuente, crean intereses comunes y se proporcionan apoyo emocional, afecto y cariño. Pero sobre todo, comparten la Palabra de Dios, la verdad sobre la cual podemos fundamentar nuestras vidas sin el temor a ser decepcionados.

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Fuente: desdelafe.mx