Si quieres perdonar a alguien, pero no sabes cómo hacerlo, entonces te invito a tomar en cuenta los siguientes consejos.
Si hay algo que todos los seres humanos, sin importar su edad, tenemos en común, es el haber sido víctimas de los actos descuidados o conducta hiriente de otra persona. Sin embargo, tenemos el poder de realizar el proceso de sanación en nuestras propias manos. Seguramente te estás preguntando cómo hacer tal cosa, a lo que te respondo que es posible gracias a que poseemos el don del perdón. Gracias a ello, podemos evitar ser víctimas dos veces: en primera instancia por el dolor ocasionado por el otro y en segundo lugar, por tener que cargar en nuestros corazones con el odio, resentimiento y otras emociones negativas que terminan por herirnos a nosotros mismos, una y otra vez.
Estoy convencida de que la mayoría de nosotros desea perdonar, pero sin duda alguna, es un trabajo que cuesta mucho hacer. ¿Cómo lograrlo? ¿Cómo evitar pensamientos negativos hacia quien nos ha destrozado? No tengo la respuesta. Sin embargo, sí puedo ofrecerte algunos consejos a considerar y que creo que pueden ser de gran ayuda.
1. Tener fe
Solamente la fe puede ablandar nuestro corazón y ayudarnos a cambiar. Muchas veces, nuestra confianza en el Señor puede actuar como una especie de ungüento que nos ayude a calmar todo el dolor. Recuerda que la misericordia nos engrandece y siempre triunfará sobre el mal.
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2. Míralo como un proceso de crecimiento
Estoy convencida de que nada sucede solamente porque sí, ya que todas las situaciones que vivimos nos llevan a crecer como personas. Esto sucede por un lado, a nivel espiritual, pues al perdonar somos capaces de acercarnos un poco más a Cristo y por el otro, a nivel de madurez, ya que nos permite actuar de manera diferente si llegamos a enfrentar una situación similar.
3. Vívelo con tolerancia
No todos pensamos ni actuamos de igual manera. Muchos profesamos credos distintos, vemos la vida de manera opuesta y mantenemos creencias que distan entre sí. Es por ello que el proceso de sanar se debe vivir con tolerancia, sabiendo que quizás el otro jamás pueda llegar a sentir ni un ápice del dolor que nos ha provocado, pero aun así somos capaces de soltar el rencor y convertirlo en perdón.
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4. Considera que a veces también tú ofendes a otros
No siempre nos toca ser las víctimas del proceso, muchas veces, quizá sin quererlo, también somos el victimario. Hemos herido a otros y han derramado lágrimas por eso, sin embargo, también hemos sido perdonados, ya que no somos perfectos, nos equivocamos y estamos en un proceso de aprendizaje y crecimiento.
5. Dale una segunda oportunidad al problema
Seguramente la situación que hoy te causa tanto daño, ya pasó. Quizá haya durado un par de minutos y lo que persista sea el malestar, el dolor y la pena. Sin embargo, te invito a pensar en lo positivo de esta experiencia al plantearte preguntas como las siguientes: ¿Esto me ayuda a crecer? ¿Qué lección puedo sacar? ¿Me ayudará a superar algún obstáculo? ¿Debo alejarme de la persona que me dañó?
Solo reflexionando el tema con altura de miras podrás realmente deshacerte del dolor y el rencor. Recuerda siempre que tal como nuestro Salvador lo dijo, debemos perdonar para ser perdonados. Solamente luego de que perdonemos a quienes nos han dañado, podremos conocer un poco de la gloria y majestuosidad de Su reino.
Fuente: Familias.com