Abraza, valora, agradece, ama y perdona, tu familia es todo lo que tienes

Tu familia vale más que todo el oro del mundo; por eso, todo el tiempo que pases con ellos es invaluable.

Mis recuerdos  acerca de mi infancia son muy puntuales y no conservo muchos detalles de ellos. Mis memorias no siguen una línea de continuidad con la que yo pueda construir una historia. En cambio, mi madre recuerda eventos de su vida como si fueran sucesos de una película.

Mi mamá recuerda cómo jugaba junto a sus hermanos y a sus perros en todo el pueblo donde vivían. Recuerda a sus amigos, los árboles a los que se subían, los riachuelos que cruzaban en sus aventuras, e incluso los accidentes que sus travesías les dejaban. Creo que si se dedicara un mes a contarme su vida, podría hacerlo desde que tenía 6 o 7 meses. Por increíble que parezca, ella recuerda cuando mi abuela la acostaba y arropaba en su cuna a esa edad.

Tiempo, todo es cuestión de tiempo

Algo que también se me hace muy particular, es la diferencia en la concepción de tiempo para nosotros los adultos comparada con la de los niños. Un ejemplo de la anterior es el siguiente: cuando era niña, un año para mí era eterno; sin embargo, ahora los días para mi son más cortos. Siempre tengo la impresión de que el tiempo me alcanza menos para hacer lo que quiero. Es como decir: “¡Feliz año!”el 31 de Diciembre a medianoche y de repente ¡zas!, unos pocos días del nuevo año pasaron y ya es marzo. Cuando me di cuenta de esa “pérdida conciente” de tiempo, también me fijé que no disfrutaba de los míos tanto como debería.

Al respecto, un gran error que siempre cometí, es que siempre vivía soñando el futuro o recordando eventos del pasado. Eso me perjudicaba por partes iguales. Vivir soñando el futuro o rememorando el pasado, me impedían vivir el presente; y por ende, disfrutar de mi familia. Además de lo anterior, la esperanza de un futuro incierto me llenaba de angustia y recordar cosas del pasado o bien me llenaba de tristeza o de rabia. Nadie merece vivir así.

Hacer un cambio es importante

En ese momento no sabía qué hacer. Sé que parece obvio, pero la verdad es que estaba tan acostumbrada a esa situación que me resultaba incómodo hacer el cambio. Sabía que si a la larga no quería arrepentirme de haber perdido tiempo valioso viviendo una “realidad alterna”; entonces, debía comenzar a pasar tiempo con mi familia. Fue en ese momento que comencé a ofrecerme para acompañar a mi mamá a hacer las compras, veía televisión con ellos, salíamos a pasear y a comer un helado, y así.

Al principio me costó mantener este ritmo porque me gusta pasar tiempo a solas; sin embargo, admito que ese cambio no solo me permitió descubrir las valiosas personas que son mis familiares. Además, puedo decir que estar con ellas me preparó para otros momentos de la vida.

No esperemos a que sea demasiado tarde

No le tengo miedo a la muerte, no a la mía, pero sí que pienso mucho en el día en que pierda a mis familiares. Quizás esa la mayor razón por la que muchos le tienen miedo a la muerte. Por supuesto, también hay quienes temen a la muerte por lo incierto; otros tal vez tengan miedo por el dolor que puede sufrirse. Incluso hay quienes no temen a la muerte como tal, sino a lo que pueda provocarla. Aun así, en definitiva, no podemos negar que el dolor al perder a un familiar es muy grande.

Es por eso que al no saber cuándo ni de qué manera perderemos la vida, debemos aprovechar todos los momentos posibles para estar con nuestros familiares. Ahora bien, no se trata de estar 24/7 con ellos; eso va a resultar asfixiante, pero sí que los pongamos como prioridad.

Ese fue un fenómeno que muchos jóvenes comenzaron a “aterrizar” en los últimos tiempos. Cuando comenzó el tema de la cuarentena por coronavirus, muchos de ellos acostumbrados a viajar constantemente y a tener tierra de por medio entre ellos y sus familias, vieron cómo se les iba de las manos la posibilidad de ver en un tiempo cercanos a sus padres.

Era normal leer en las redes sociales de manera constante, su deseo de “volver a verlos y abrazarlos”; es imperante el deseo de muchos a que todo termine de la mejor manera posible y así poder abrazar a sus padres, hermanos y amigos.

La verdad es que el panorama puede volverse oscuro en el momento menos pensado. Debemos tener buen ánimo y fe en que toda situación que nos distancie de quienes nos quieren y queremos termine pronto para poder volver a compartir tiempo con ellos.

Abraza, sé agradecido, di cuánto le amas, perdona y reconcíliate

Estas 5 acciones realizadas cada día de tu vida entre tú y los tuyos, te garantizará tiempo de calidad y bien aprovechado.

Gastamos mucho tiempo guardando rencores por alguna pilatuna. Otros más dan por hecho que los padres tienen la obligación de aguantarles sus desaires. Muchas familias pasan días enteros sin verse las caras aunque vivan en la misma casa. Es lo que la vida moderna dejó a las personas: frialdad, conformidad y desapego.

Soy del pensar de que cada evento de la vida tiene una razón de ser. Si aplico esta “filosofía” a lo que ocurrió con el coronavirus, entonces se puede decir que el virus llegó no solo para hacer una especie de reinicio en la humanidad, sino que nos forzó a estar en casa para pasar tiempo con las personas que queremos. Ese tiempo debe ser aprovechado para abrazarlos y decirles cuánto les amas. También para dar gracias por estar con ellos y por lo que te dan; pero además, ese acercamiento te invita a perdonar y a reconciliarte con ellos, todo esto es válido porque en definitiva sabes que “la vida es solo un ratico”.

Y esa es la invitación que te dejo hoy. Abraza, valora, agradece, ama y perdona; no sabes cuánto tiempo más podrás pasar con tu familia y amigos.

Fuente: Familias.com